Recluido como monje de clausura en casa, he aprovechado para hacer esas cosillas que siempre se quedan pendientes, limpiar de paja el coco y sobre todo estirarse en un sillón.
Para no contradecirme con mi post anterior la misma noche del sábado fue multicultural, en ella tuvo cabida tanto el capítulo correspondiente de los Simpsons como el partido Real Madrid - Valencia, y la película "Dogville". Diré que después de cada una de las cosas quedé bastante satisfecho, pero sobre todo tras la película. Y es que a mi Lars Von Triers me parece un loco de la vida pero todas las películas suyas que he visto me han gustado, y ésta lo ha hecho tanto o más que "Bailar en la oscuridad" que hasta ahora era mi favorita Lo bueno de las historias de este director danés es que las disfrutas doblemente, por un lado cuenta algo interesante y que te atrapa, y por otro, y para mi lo más importante, es que narra de una forma que se aleja de lo habitual, movimiento Dogma a parte Von Triers demuestra que le gusta hacer cine, que le gusta sorprender, y lo hace. Ya la he visto sí, pero aún me queda pendiente ver la versión íntegra, aunque sea en danés con subtítulos. Ya sabéis, cuando queráis.
Para rematar la semana y seguir con la desconexión total lo mejor que se me ha ocurrido hacer este domingo es volver a ver Amelie, y os aseguro que es la mejor forma que hay, me mantengo en mi idea de que la película te deja con una sensación de buen rollismo, interior y con el mundo, impresionante. Así que después de dos horas de miradas tiernas, sonrisas, reflexiones y amagos de lagrimas, me encuentro como nuevo. Me la vería mil veces más. Cómo no hacerlo, si esa sonrisa es una droga dura.
Y así queda la cosa, esta tarde y para variar un poco seguiré la última carrera de la temporada de Formula 1 mientras leo el periódico, que aún no he tenido tiempo.
QUEDAN 5 DÍAS PARA QUE "ALGUIEN" PIERDA UNA APUESTA.
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