lunes, diciembre 18

Huecos.

Debería escribir un artículo distinto, tanto en longitud, ya que llevaba un buen ritmo de ladrillos (más o menos interesantes) últimamente. Como en tema, ya que he leído un montón de comics y libros dignos de mención, he visitado todavía más rincones de Francia, he visto unas cuantas películas para comentar y todo ese tipo de cosas de las que suelo hablar por aquí.

Pero en cambio os tendréis que conformar con estas líneas de hoy. Tanto con el tema, ya que es lo que hay y me siento con pocas ganas de ponerme a comentar otra cosa. Como con la longitud, ya que pese a que me dicen que me expreso más y mejor con mis letras que con mis palabras no se como explicar esto en más profundidad.

A lo que voy, esta noche descubrí algo, me di cuenta de que mi cama era enorme, que era capaz de estirar brazos y piernas completamente sin salirme de ella, que podía dar un par de vueltas de lado a lado del colchón. Y ¿sabéis que? No me gustó nada en absoluto. De golpe sentí frío, sentí un vacío en el costado derecho, sentí mi brazo completamente hasta la mano y me extrañó el no tenerlo dormido, sentí el hombre relajado sin pinchazos ni dolores. Pese a todo seguía sin gustarme nada en absoluto. Finalmente volví a dormirme, con esa gotilla impertinente que se queda, sin atreverse a caer, en el pliegue del ojo. Abrazado a un hueco y arrepentido de no haber dicho nada más que lo hubiera mantenido lleno.

Esta noche me pasará igual.

domingo, diciembre 3

15.

Tal cual, hoy simplemente quiero hablar de un número, nada de la “GUIA JORGE DE LA FRANCE”, nada de Reseñas de comics o películas, olvidaos de la fisioterapia y otras historias. Hoy es el turno del 15.

El 15 me persigue desde mis años escolares, debido a mi apellido siempre solía estar en el punto medio de la lista y teniendo en cuenta que en aquella época las clases rondaban la treintena de alumnos a mí solía tocarme el 15 fácilmente. En aquellos momentos el 15 lo veía por todos los lados. Muchas veces cuando iba al cine mi butaca terminaba siendo la 15 y si no era así es que estaba en la fila 15, claro que también se podía dar el caso de que se cumpliera lo uno y lo otro, lo mejor eran los cines de sesión no numerada, claro que esa sesión solía ser sobre las 15:00. Igualmente se daba el caso de que mis discos favoritos contaban con 15 canciones o los libros tenían 15 capítulos. Si miraba bien mis billetes de metro era fácil encontrar el 15 entre sus cifras o bien sumándolas todas.

Con el tiempo la presencia del 15 se fue haciendo menos palpable, hasta incluso casi ni sentirse. Pero no nos engañemos ahí donde se mire siempre hay un 15 dispuesto a sorprenderme. A día de hoy si lo pienso un poco el 15 sigue estando ahí.

15 son horas las que debería pasar despierto, y no más, a lo largo del día, dejando así 8 horas para la noche y una más para la siesta. Claro que no siempre es así.

15 son los cientos de kilómetros que separan Cosne de Madrid, si queremos hacer paradita en Paris, para aprovechar el viaje.

15 son los segundos he tardado en escribir este pequeño párrafo de nada. (Muy rápido no soy no…)

15 son los meses, con este diciembre, que llevo viviendo en esta casa en Cosne, donde paso los mejores momentos de mi experiencia francesa.

15 son los minutos que he empleado en escribir lo que llevo escrito por el momento.

15 años son casi, casi, la mitad del tiempo que llevo dando tumbos por este mundo de locos.

Y son 15 los días que me quedan para pasar contigo.

lunes, noviembre 13

La dura infancia.

Uno de los comics que mayor impresión me ha causado de los leídos desde que estoy en Francia son los seis tomos que componen la obra Peter Pan, llevada a cabo por Loisel.

Lejos de querer contarnos otra vez el consabido cuento del niño eterno, Loisel prefiere mostrarnos un retrato psicológico del personaje principal. Tan crudo como la vida misma y evitando edulcorantes como nos han acostumbrado las versiones fílmicas de la historia como aquella de Disney o esa otra más reciente firmada por P.J. Hogan. Cierto que el resultado puede resultar en extremo cruento, pero que queréis, es lo que hay y mostrar lo contrario sería engañarse.

Escribir al respecto de este cómic me va a resultar muy difícil, ya que por un lado me gustaría explicaros con todo detalle porqué es tan bueno y por otro no quiero reventar ninguna trama del argumento ya que aunque la mayoría de los que vais a leer esto nunca leeréis el cómic, la esperanza es lo último que se pierde. Así que voy a intentar contaros la historia lo mejor posible sin fastidiaros ninguna sorpresa. De todas formas, y por si acaso, lo más recomendable sería que os leyerais los álbumes primero y el artículo después.

Loisel emplea seis tomos para contar la historia del joven Peter, pero no los hechos que ya narró originalmente J.M. Barrie sino algo así como su precuela. Por un lado por la libertad que le ofrece así para crear a los personajes y darles un leit-motiv, y por otro, digo yo, para evitar posibles conflictos con los herederos del autor. Estos seis tomos son Londres, Opikanoba, Tempestad, Manos rojas, Garfio y Destinos.


Y en Londres empieza la historia, tanto en dicho tomo como en dicha ciudad, con todo lo que implica ese Londres de 1887, una ciudad sucia y llena de miseria, mostrándonos las calles más inhóspitas donde circulan pordioseros, borrachos y fulanas. Éstas son las calles en las que vive el niño Peter, y aquí es donde intenta sobrevivir tanto a la propia ciudad como a su madre, la cual le utiliza como medio para obtener alcohol más que para otra cosa.
Peter en este Londres es un niño sin referencias, donde todo le resulta hostil y que se aferra a la única esperanza de cariño que le ofrece el viejo médico Mr. Kundall, que es el encargado de proporcionarle algo de educación y de alegría. Resulta curioso como uno de los métodos que le ofrece al joven para evitar meterse en líos sea el de ir contando mientras pasea por esas calles podridas, ya que así evitará pensar. Con todos estos factores obtenemos a un Peter que resulta un chaval falto de atención y que busca ser admirado o crear envidias de otros, siendo por esto por lo que frecuenta a los otros jóvenes del orfanato y les cuenta sus historias y milongas. Pero el autor no deja recordarnos en todo momento que sigue siendo un crío con todo lo que conlleva la infancia, y si no que se lo pregunten al gato.
Al final del tomo hace aparición otro de los personajes importantes de la historia, el hada que recibirá el nombre de Campanilla (Clochette en el original y que a mi me gusta más). Este ser de fantasía resultará en los siguientes tomos alguien central en el desarrollo de los acontecimientos. Loisel potencia su carácter coqueto, celoso, caprichoso y vengativo hasta límites insospechados. Este personaje podría representar tanto la tentación del sexo opuesto a la juventud que terminaría desembocando en el comienzo de la edad adulta como el freno a esa atracción en un intento por perpetuar el estado infantil e inocente de Peter.
Peter encuentra a Clochette (o viceversa) en un momento muy duro y en unas circunstancias en las que si nos contaran que todo lo que sucede a continuación no es más que un sueño que le llega al quedarse dormido en el muelle, mientras se refugia del frío con una pequeña manta y el libro de Mitología, nos lo creeríamos sin problemas. Pero no es el caso (¿o quizás si?, a saber…).
Este encuentro entre Peter y el hada supone la partida de ambos desde Londres hacia Nunca Jamás y el fin del primer tomo. No sin antes presentarnos el autor otros dos personajes que tendrán gran importancia en los tomos siguientes, Garfio, que recibirá ese nombre más adelante también gracias al protagonista, y el fauno Pan, fundamental para la evolución (que no crecimiento) del niño.


Despertando en el lugar equivocado es como se encuentra Peter al comienzo del segundo tomo, Opikanoba. Si los seres de fantasía de Nunca Jamás enviaron a Clochette a por Peter fue más bien para que éste les ayudara contra el malvado pirata que amenaza con descubrir su tesoro, pero por aquello de ser su primer vuelo el chaval terminó cayendo en el bando equivocado.
No es que a Peter el hecho de encontrarse entre los piratas le disguste mucho, de hecho le encanta y no duda en convertirse en uno de ellos, por aquello de la heroica y tal. Durante toda la obra vamos percibiendo que es lo que quiere decirnos el autor a través del protagonista, pretende darnos a entender lo que implica ser un niño para siempre jamás, nos presenta todas las cualidades de la infancia y sus consecuencias si se prolongan en el tiempo sin la corrección de una visión adulta de la vida. La inconsciencia y la inocencia de la edad temprana y el no pararse a reflexionar por adelantado de las consecuencias que pueden tener sus actos, están a la orden del día en el hacer y el ser de Peter. Pero por el otro lado deja ver un atisbo de auto-reprimenda cuando él mismo se propone rechazar el polvo de hada hasta que no lo merezca, a imagen del típico escarmiento que recibiría de manos de un adulto.
En este Opikanoba comenzamos a situarnos un poco en Nunca Jamás, tomamos contacto con todas las criaturas que allí habitan, y se nos definen los grupos de piratas, indios y seres de fantasía. También se nos muestra aquello que da nombre al tomo y que no es más que un brumoso lugar terrible donde se despiertan los miedos y las fobias, como le pasa a Peter, que visualiza una madre castrante.
Nunca Jamás viene a simbolizar la mente o el estado infantil de la persona, llena de seres fantásticos y donde rigen las mismas leyes que podrían deducirse de los actos de los niños, como se irá viendo a lo largo de la historia.


En el siguiente tomo, Tempestad, se sigue desgranando la personalidad de Peter, o en general del niño, como su ausencia de egoísmo y su sentido de lo justo y lo injusto. También se adentra en la relación profunda que ya se estableció en el anterior tomo entre el chaval y el fauno, presentando a este segundo como la sensatez a la vez que la bravuconería que forman la aspiración de ser de Peter, aunque posteriormente y debido a su propósito de no madurar jamás solo termine asimilando la segunda.
Igualmente nos muestra más capas de la personalidad del capitán pirata que más adelante conoceremos como Garfio. Dejándolo ver como el adulto frustrado por haber perdido su infancia o juventud, posiblemente sin así haberlo previsto, y que lucha con todos los medios posibles por recuperarla.
Mientras lo iba leyendo tuve la sensación de que el autor, mediante los personajes de Peter, Garfio y Kundall nos presentaba realmente a un mismo hombre en tres etapas de su vida. Más tarde resulta evidente que no es así, pero pese a todo se puede considerar a los tres personajes como la evolución de la persona con la edad.
Esta Tempestad acaba con Peter volviendo a Londres para hacer un cursillo acelerado de cirugía gracias a Mr. Kundall, en ningún momento nadie se pregunta sobre la lógica del mismo hecho, Peter por concordancia con su mentalidad siempre infantil, Kundall por aquello de no quitar la ilusión al crío en sus fantasías. Y con una visita del niño a la madre que termina generando a uno de los personajes y a unos sucesos por venir que será de lo más controvertido de la historia y que aún ahora no tengo muy claro como interpretar.


Manos rojas, el cuarto tomo, es un claro punto de inflexión de la historia, donde Peter vuelve a evolucionar en su personalidad pero siempre bajo las leyes de la menoría. Se hace más palpable aún la ausencia de reflexión sobre las consecuencias que pueden acarrear sus actos, se encuentra tan a gusto en el reconocimiento de estos que se salta incluso pasos para que dicho reconocimiento sea válido. Sigue siendo siempre un niño pero que juega ser mayor, contando claro está con la ausencia de responsabilidades y repercusiones. Otra característica que se nos muestra es la crueldad que puede albergar sin llegar a ser consciente de que esto pueda ser un acto erróneo y además creyéndose en el derecho de ello siguiendo el conocido ojo por ojo. No hay que pasar por alto como suele ser el propio Nunca Jamás, y los seres que lo pueblan, los que le llevan a adoptar estas actitudes, lo que reafirma mis opiniones sobre la asociación entre la isla y el estado infantil de la persona.
Concluye por un lado con Peter reclutando a sus Niños Perdidos para hacer frente a los piratas y por el otro adentrándose más en el personaje que se originó al final del tomo precedente y en su relación con el protagonista de la obra.


Como dicen en los toros no hay quinto malo, y éste, Garfio, no pretende llevar la contraria. Nos va mostrando como se sucede la vida en la isla desde la llegada de los demás niños, entre los que cabe destacar el personaje de Rose. Nos es pintada como la niña que tiene como meta el ser madre, al principio de su propio hermano empujada por las circunstancias y luego del resto de los niños siendo un gran aliciente de ello el que de ese modo se convertiría en algo así como la mujer de Peter, lo que le resulta bastante atractivo. De este modo profundiza en el triángulo que se genera entre el protagonista, la niña y Clochette.
Seguimos viendo los viajes que tiene que ir haciendo Peter a Londres desde su isla y los sucesos que coinciden en la ciudad britana en esos momentos.
Para rematar el tomo, el autor se centra en el personaje que le da el nombre. Muestra su faceta más patética reforzando la idea de alguien que no quiere aceptar que la vida ha ido pasando por y el tiempo ha ido dejando huella.


De esta forma llegamos a la conclusión de la obra que no podía tener un título mejor que el de Destinos.
Duro álbum éste en el que la inocencia y el romanticismo de una vida de eterno niño dejan de resultar atractivos al pasar a mostrarnos su verdadera cara feroz e implacable. A destacar la representación del paso del tiempo en Nunca Jamás y como hace que se olvide todo en la memoria de los que allí están incluso de las cosas que a priori parecen más perdurables e impactantes. Viene a ser la representación de la propia memoria del niño, aún en formación y con la capacidad de olvidar todo aquello que no le resulta bonito o agradable, restándole poco a poco importancia hasta convertirlo en algo nimio que termina por desvanecerse por falta de peso moral.
Pero siempre queda una duda, ya que si esto es así, ¿por qué el personaje de Picou es incapaz de olvidar? Qué es lo que le lleva a retener ciertos hechos de una manera tan potente que no sea capaz de salir de su estado casi catatónico, ¿es simplemente consecuencia del shock o hay algo más que le fuerza a recordar?
Por otro lado vuelve a presentarnos a la infancia como un periodo inconsciente e irreflexivo mediante las proposiciones del resto de los niños sobre como superar el devenir de Picou.
Por lo que respecta al pirata, nos pinta la manera tan absurda de auto engañarse que utiliza para evitar la evidencia que había descubierto al final del tomo quinto y así salir del estado patético al que le han llevado sus anteriores acciones.
Y aquí debo terminar el comentario sobre dicho tomo antes de decir de más de lo necesario. Recalco que al respecto de la relación entre Peter y el personaje que recorre Londres con un maletín, aún no he sabido concretar una sola teoría y al tener varias y dispares considero mejor no reflejar aquí ninguna, además sería demasiado añadir. Por cierto, que quede como dato curioso o quizás aclaratorio el hecho de que se nos muestre el destino final y común de dicho personaje y del pequeño Picou… mucho se puede sacar de ahí.

La historia es una maravilla narrativa, directa y que deja una de esas huellas imborrables que te hace ver las cosas de otra forma. Es sin duda la obra maestra de Regis Loisel, autor también de “Quête de l’Oiseau du temps” y de “Magasine general” entre otros. Para más información sobre el autor no dejéis de visitar su site officiel merece la pena por la cantidad de imágenes de su obra y por la posibilidad que ofrece de ver el trailer con personajes de carne y hueso que se creó para los cines con motivo de la inminente aparición del sexto tomo.

Trailer que viene incluido en un CD en el cofre que contiene los seis tomos, que fue el que me compré yo, por eso de que para qué perder el tiempo comprándolos de uno en uno.
El trazo de Loisel sabe generar criaturas deliciosas sin necesidad de cuerpos diez, y no solo eso sino que sus escenarios fondos y panoramas son muchas veces impecables, claro que otras veces abusa del copy-paste. Dejo un par de muestras para vuestro juicio.




Una compra de la que me sentiré orgulloso durante mucho tiempo (pese a que el primer tomo venía encuadernado a la inversa respecto a las tapas…) y un cómic que resulta imprescindible leer. LEEDLO POR FAVOR!!!



Y si alguien después de todo se ha quedado con ganas de discutir más sobre la obra que me mande un mail, o que lo haga en las réplicas, justo aquí debajo.

martes, noviembre 7

Otra vez noviembre?

Bueno la semana pasada, y pese a que había cogido un buen ritmo de escritura, por una razón o por otra terminé por no escribir nada por aquí.
Una razón era la de siempre, eso de que soy algo perezosillo y no me pilló muy bien ponerme a ello. Y la otra era la del pica y rasca, nada que ver con los rasca y gana, sino más bien por eso de las reacciones cutáneas, si hace unos meses me toco a mí ahora ha sido a mi compañera, claro que a día de hoy las causas por las que llegó a ello son desconocidas y nada tienen que ver con las de la otra vez. Por un lado manejamos la hipótesis de que fuera producto de la picadura de un bicho que la encontró de buen gusto, cosa que no es de extrañar, y terminó invitando al festín a sus cientos de amigos y parientes, pero por razones de exclusividad dicha teoría la dejamos por improbable. Otra hipótesis que me rondó la cabeza era que su cuerpo estaba intentando expulsar de si al mismísimo Cosne Sur Loire, pero no tengo bases científicas para confirmarlo así que va a ser que no será. Así que la hipótesis que a día de hoy se mantiene con más firmeza como la causa probable es la de una reacción tardía a un antibiótico que estuvo tomando la semana anterior.
Sea por lo que fuera la cuestión es que nos vimos un par de noches, no consecutivas (para no agobiar al personal de guardia), en las urgencias del hospital de Cosne, que afortunadamente está a tres minutos andando de casa (y además encontramos un atajo que reduce el trayecto a dos) y que afortunadamente, gracias a vivir en un pueblo de mie… enano, no estaba colapsado por montones de personas.
En conclusión y a modo de final feliz, el sábado por la mañana la reacción estaba controlada y pudimos seguir con nuestros planes de pasar el fin de semana en París, eso si, con una buena reserva de corticoides y antihistamínicos en la maleta.

Sucede que París en noviembre es el mismo París que en agosto, por ejemplo, pero con una gran diferencia de temperatura, a la baja claro. El resto sigue igual, turistas, bicicletas, gente que habla español, griegos rompiendo platos a la puerta de su restaurante y cositas por el estilo. Esta vez la ciudad volvió a ser para nosotros lugar de compras y museos.

En lo que a estos segundos se refiere visitamos el de Rodin. Que me era completamente desconocido y que pese a que me gustó bastante me pareció algo limitado en lo que a obra expuesta se refiere. De todas formas es un placer ver cosas tan interesantes como estas:


Una vez visitado el museo y con nuestras ansias turísticas aún sin completar fuimos al Panthéon. La verdad es que en principio nuestras intenciones pasaban más bien por Les Invalides que además nos pillaba al lado, pero el hecho de no saber seguro si era necesario pagar entrada nos empujó más hacia la otra dirección, que queréis que os diga pero no me apetece mucho pagar el pastón que suelen costar las entradas en París para ver la tumba de un corso bajito y con mala baba. Vaya que salimos ganando con el Panthéon de todas formas, vale que también está lleno de tumbas pero al menos los difuntos ahí son algo más interesantes, prefiero los Curie por ejemplo, claro que de todo hay, y al lado de Voltaire y Rousseau se puede encontrar a gente como Marat, conocido sanguinario (entre otras cosas vaya). De todas formas el mayor atractivo del edificio para mí, no son las criptas sino el Péndulo de Foucault y el propio edificio en sí. Claro que, cosas del destino, no pudimos disfrutar tanto como me hubiera gustado ni del uno ni del otro, no ya por temas de restauración, que suele pasar, sino por una impresionante puesta en escena llevada a cabo por el brasileño Ernesto Neto, el “Leviathan Thot”, que consistía en una serie de mallas de nylon colgadas desde lo más alto de las bóvedas y que colgaban hacia el suelo a distintas alturas formando sacos (o cojoncillos como parecían algunos) rellenos de bolitas de poliestireno o de arena. El resultado era realmente espectacular y curioso, como se puede ver aquí:


Cumplido el cupo de turismo por ese día procedimos con igual de entusiasmo o más (de hecho he generado una nueva adicta al cómic que empieza a notar como el vicio fluye por sus venas) a visitar las tiendas de bandes dessinées y a dejarnos una pasta gansa. Mis compras como no podía ser de otra forma fueron de lo más variado posible y las paso a enumerar por el simple hecho de informar y/o ocupar espacio, luego que cada uno le saque el uso que quiera a ello, que de todo hay en este blog. Así que consistieron en:
- Un tomaco enorme recopilando todas las historias del Little Nemo de Winsor McCay entre 1905 y 1914, por el irrisorio precio de 19.99 euros. Está editado por Evergreen y en realidad me lo compré el día antes en la tienda Taschen que hay en la Rive Gauche (tienda que curiosamente se salvó del apagón generalizado que hubo en Europa el sábado noche a eso de las diez, por escasos metros). Si alguien me puede explicar la diferencia entre este tomo y el de Peter Maresca que lo haga, yo encuentro dos, el tamaño de este es algo más reducido y el precio también (unos cien euros menos…).
- Période glaciaire de Nicolas de Crécy, coeditado por el museo del Louvre y Futuropolis.
- Dos tomitos de Manara, recopilando un par de historias cada uno. Por Albin Michel.
- Les héros ne meurent jamais, del tandem Dupuy et Berberian, de los que ya he devorado todos sus Mr. Jean. Por L’Association.
- Le tengû carré, de David B. Por L’Association (aunque mi idea original era comprar Le cheval blême, pero no lo encontré).
- Bardín le superrealiste, otro cómic de Max que voy a conocer en francés. Editado también por L’Associacion.
- Un americain en balade, de Craig Thompson (conocido por nosotros como Carnet de Voyage, cosas curiosas que pasan). Por Casterman. Y lo compré pese a que el dependiente se oponía a ello diciéndome que no merecía la pena. Pues lo mismo no la merece pero tengamos en cuenta dos cosas, primero que se que no es Blankets y se que me voy a encontrar algo que no tiene nada que ver y segundo que cada uno tiene sus gustos y no es lo mismo decir que “esto no me ha gustado” que “esto no te va a gustar” pero en fin que de sobradillos está el mundo lleno. Y que si al final no me gusta que sea por mis motivos y no por los de otro.
- Fraise et chocolat (nada que ver con el film del mismo título), de Aurélia Aurita (en serio se llama así, no es coña). Por Les impressions nouvelles. Y que también me fue desaconsejado pero que, orgulloso que es uno, terminé comprándolo sin más miramientos. A priori parece como poco curioso.
- La Perdida, de Jessica Abel. Por Delcourt. Que ya le tenía ganas yo a esta autora después de esperar que se yo cuanto tiempo la anunciada publicación de Mirror, Window (¿alguien sabe si se terminó publicando en España alguna vez?).
- Y para rematar el Jinx de Brian Michael Bendis. También por Delcourt. Que además es lo único que me quedaba por leer del Bendis pre-Marvel, que resulta ser el mejor Bendis.

Las compras de mi neófita fueron más discretitas pero también interesantes, a saber.
- L’epinard de Yukiko de Frédéric Boilet, medio aconsejado por mí. Editado por Ego Comme X.
- Y un tomo que recopila los cuatro primeros álbumes del autor Chabouté, Zoé, Sorcières, Pleine Lune y La Bête. Editado por Vents d’ouest. Tanto el autor como las obras me son desconocidas pero tiene muy buena pinta. Ahora resulta que no solo la pego el vicio sino que tiene buen ojo (y buen gusto…).

Después de un fin de semana como éste a uno se le queda muy buen rollito (algo así como cuando te ves Amelie) Y el lunes fue un poco menos lunes, y el martes, bueno, el martes ha sido como todos los martes, no vayamos a pasarnos ahora.

domingo, octubre 29

Carnets de voyage (III...): Lyon.

Entre todas las ciudades de Francia, la que sigue a Paris en importancia es Lyon, y en tamaño la tercera detrás de la capital y Marseille. Capital de la región del Ródano-Alpes tiene la cualidad de ser bañada por dos ríos, el Rhône y el Saône, lo que produce dos colinas, la de la Fourvière y la de la Croix-Rousse. Pero vaya que para datos técnicos “Le Petit Larousse” yo prefiero tirar por lo interesante y lo curioso. Así que voy a empezar con lo interesante, aquello que se debe visitar de la ciudad, y luego pasaré a la parte de curiosidades.

Quizás la principal atracción de Lyon a nivel turístico sea la zona conocida como “Vieux Lyon” que está colgado en la ladera de la colina de la Fourvière que da al Saône. La panorámica que proporciona de noche con todos sus monumentos iluminados es impresionante

Ahí tenemos la Catedral de St-Jean, que tiene un reloj astronómico que aún no he visto funcionar.

La basílica de Notre-Dame de Fourvière, de un recargado que asusta, y más aún en su interior lleno al milímetro de mosaicos y marmolazo.

Y la Tour Metallique, que es una reducida imitación de aquella algo más famosa de París, teniendo la función de ser el repetidor televisivo local, el repetidor televisivo local, el repetidor televisivo local.
Otro aliciente de la zona es la senda, conocida como “Jardin du Rosaire” que baja desde la basílica hasta casi la catedral y que ofrece unas vistas increíbles de la ciudad. Por el contrario para subir a toda esta parte se recomienda coger el teleférico, que si no se puede hacer muy duro el ascenso.


Mención aparte merecen los teatros romanos que también cuelgan en esta ladera.

Uno de ellos en uso aún para conciertos y otros espectáculos como tuvimos la suerte de comprobar. Sucede que el fin de semana que estuve allí, en mi segunda visita a la ciudad, eran las “journées du patrimoine” y en dichos anfiteatros, al igual que en que hay en la Croix-Rousse, se recreaba la época de la invasión romana (como se puede deducir por la existencia en la ciudad de teatros romanos, Lugdunum no fue uno de los pueblos que resistió la invasión, sino que más bien fue fundada por ellos, así que no, aquí no había irreductibles galos). En fin que una de las atracciones eran unos individuos disfrazados de legionarios, (más bien de centuriones, pero en fin…) dándose paseos arriba y abajo, como ya habréis deducido por la foto anterior, para el que no lo ha visto le amplío la imagen, que no tiene pérdida.

Y en el otro anfiteatro, y con un poco más de gusto cultural, estaba programado un concierto de música celta, claro que lo que escuchamos fue más bien música tradicional irlandesa, pero mereció la pena pese a todo.


Una vez visitada esta zona podemos cruzar el Saône, digamos por ejemplo, por el Pont Bonaparte, y entraremos en el barrio conocido como la Presqu’île que es en realidad una estrecha franja comprendida entre los dos ríos. El punto central de esta parte es la Place Bellecour, una enorme explanada con una igualmente enorme estatua de Luis XIV, que mi me sigue pareciendo más bien un emperador romano, cosas de los franceses vaya.

Si tomando esta plaza callejeamos hacia el sur, dirección Place Carnot, pasaremos por las calles donde se aglomeran los famosos Bouchons que son pequeños restaurantes de cocina francesa muy típicos de la ciudad que amontonan sus mesas y comensales como si el espacio fuera oro.
Claro que si por el contrario nos dirigimos hacia el norte llegaremos a la Place des Terreaux, con una imponente fuente obra de Bartholdi, más conocido por ser el autor de la Estatua de la Libertad.

En esta plaza además, y facilitando las cosas al turista minimizando sus desplazamientos, está el Ayuntamiento del siglo XVII y el Museo de Bellas Artes que antiguamente era un convento del mismo siglo, y justo detrás del Ayuntamiento tenemos la Ópera de corte más moderno y que como lo moderno asusta quizás por eso generó tanta polémica. Yo dejo la foto y el que quiera que opine, a mí la verdad es que me da un poco igual.


Siguiendo hacia el norte tenemos la colina de la Croix-Rousse, que era el barrio obrero de Lyon y centro más importante de la industria de la seda del siglo XV. Como sucede con todos los barrios que están en una colina las calles están en pendiente hacia arriba cuando se suben y hacia abajo cuando se descienden, todo sea por no desafiar las leyes físicas más elementales.

A destacar por aquí el Amphiteâtre des Trois Gaulles y la Place Colbert desde la que parte un jardín en pendiente (curioso ¿verdad?), con vistas al Rhône.

Todo este conjunto de barrios, calles, plazas, jardines y monumentos que vengo de enumerar forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Fuera de lo patrimoniable, Lyon ofrece una ciudad más moderna en la que además de los metros y autobuses hay un par de tranvías que la recorren sin peligro de resultar antiestéticos para el turismo. La zona más conocida de este Lyon actual es la Part-Dieu, en la que se erige la desproporcionada Torre del Credit-Lyonnais que sigue poniendo en evidencia ciertos complejos de los franceses.


Como zona verde, Lyon cuenta con el Parque de La Tête D’or, que son unas 10 hectáreas de arbolitos y demás a orillas del Rhône, a decir verdad no lo conozco, no me dio tiempo a tanto. Así que no voy a decir mucho al respecto.

Dando grandes pinceladas esto es lo más destacable de la villa a la hora de hacer turismo, o al menos lo que más me gustó a mi.

Así que ahora y sin más dilación daré paso al anecdotario y a los datos curiosos.

Y nada mejor para empezar que lo curioso que me resulta que en las dos ocasiones que he visitado la ciudad me haya costado dios y ayuda llegar al hotel. La primera vez sobre todo debido al cansancio acumulado por las horas de ruta que llevábamos en el cuerpo (que desde Strasbourg a Lyon hay una tiradita y más si aprovechas para ver las friburguesas, las casas chulas de Besançon y comprar mostaza en Dijon). Y la segunda porque la Peripherique Lyonnaise me la jugó y se me pasó la salida correcta, y luego fue toda una odisea conseguir orientarse, y más cuando no se tiene un plano de la villa.
Siguiendo con el tema viaje, curioso es que para ir se empleen cinco horas, entre Cosne y Lyon, mientras que para hacer el camino inverso solo haga falta poco más de tres. Claro que lo mismo el hecho de que cayera una tormenta increíble mientras íbamos tuvo algo que ver. Eso y el ya comentado problema para encontrar el punto de destino y reposo.
Y para rematar el tema coche solo apuntar que en esta ciudad deben estar un poco salidos ya que todos los automóviles de Lyon cuentan con un 69 en sus matrículas (tenía que decirlo, mi humor no cambia).

Otro dato a tener en cuenta es que uno de los franceses más respetables de todos los tiempos es de origen Lionés, como bien me recuerda en cada ocasión alguien que yo se. Hablo de Antoine de Saint-Exupéry,

que es conocido sobre todo por su obra “Le petit prince” pero también por ser uno de los pioneros de la aviación. Lo que por el contrario es desconocido es gran parte de aquello que rodeó a su muerte ya que, si bien actualmente casi se puede afirmar que tuvo lugar en los alrededores de Marseille (se han encontrado restos de su avión que así lo demuestran), lo que no se ha podido averiguar nunca son las causas de su accidente. Pero así es como se forjan las leyendas.

En lo que a turismo gastronómico se refiere, como ya he mencionado lo más típico de la zona son los Bouchons, así que como está mandado en esta última vez que he estado, el viernes por la noche comimos algo de comida rápida, ya que debido a lo tarde que era no había más elección. El sábado para comer elegimos un mini restaurante de evocaciones yanquis donde degustamos una ensalada y una pizza.

Para cenar ese mismo día elegimos un japonés porque nos apetecía y porque le estamos cogiendo gusto. Ya el domingo tiramos más para lo coherente y entramos en uno de los tan traídos Bouchons, y a decir verdad no me dijo nada el asunto, mucho ruido y pocas nueces (si es que lo mejor es alejarse de lo “turístico”). Cierto es que la primera vez que estuve cenamos en una terracita en la que nos ofrecían un cubo de mejillones con salsa a elegir, patatas fritas a voluntad y una cerveza por algo así como nueve euros, pero en esta segunda ocasión fui incapaz de encontrar el sitio por más que lo busqué.
También queda como dato curioso que la noche del sábado después de tomarnos un par de cafés irlandeses en un garito interesante pero completamente vacío y con la música algo alta, nos cobraron por ambos nada más y nada menos que 18 euros. Con lo que se nos quedó cara de tontos y ganas de quemarle el garito al energúmeno.

También se me quedó grabada esta escultura que había en el patio del Museo de Bellas Artes

y que aunque parece que representa a un individuo al que le ha atrapado el pie un pulpo, en realidad representa a un individuo al que le ha atrapado el pie un pulpo, curioso ¿verdad? (en fin, otra de las mías, ya lo dejo ya…).


Y ya como remate de las curiosidades prestad atención a esta foto

se trata de la fuente de la Place de la Republique, que de por sí no está nada mal, pero el colorcillo del agua deja mucho que desear, vale que esta coloración se debiera a eso de las jornadas del patrimonio, pero prefiero no imaginarme a que parte del patrimonio francés hace honor, ni lo que pretende evocar. A ver si para la próxima dedican un par de minutos más a elegir el color para sus chorros.

Pues esto es Lyon, o al menos mi visión de Lyon, una ciudad interesante. Lástima que tenga un pero, y es que una vez visitado todo lo que hay que visitar te quedas con la impresión de no haber visto nada nuevo, de haber visto ya todo eso en otro sitio. Es decir, la basílica de la Fourvière es un sosías del Sacre-Coeur, la Tour Metallique es evidentemente una mini réplica de la de Eiffel, la Gare de Brotteaux (muy cerca de la Part-Dieu) tiene un aire al actual Museo d’Orsay, esa enorme torre que mira despectiva el resto de los bajos tejados de la ciudad es prima hermana de la de Montparnasse, incluso el edificio del ayuntamiento lionés tiene un gemelo parisino y seguramente muchos primos hermanos en múltiples ciudades francesas. Por otro lado y haciendo comparaciones más lejanas las callejuelas de la Croix-Rousse me recordaron mucho a aquellas carrers alrededor del Parque Güell de Barcelona. Todo esto solo son ejemplos que me llevan a la conclusión de que Lyon es una ciudad bonita y con mucho que ver, pero que no me resulta en absoluto un lugar original.
Todo tiene sus pros y sus contras. Y si no visitadla y ya me contaréis.

miércoles, octubre 25

Un hombre maltratado.

Alan Moore es un hombre maltratado, y si aún alguien lo duda se lo explico (y si alguien no sabe quien es este tipo pues que no pierda detalle). A lo que voy, un buen día le da por crear a un tal John Constantine, más conocido como Hellblazer, que termina por ser un personaje imprescindible en el mundo del cómic y más tarde les da por adaptarlo al cine

y la cagan, de hecho simplemente al contar con el sosainas de Keanu Reeves en el papel del detective ya tenían que imaginarse que muy bien no iba a salir la cosa. Y ya era la tercera pifia.

La primera y posiblemente la mas gorda hasta hace nada, paso un tiempo antes. Moore se tiró un buen montón de tiempo recabando información y gestando un cómic tan importante como From Hell. Llegan unos elementos y en un ratito lo transforman en película,

y es como si les hubieran pagado por tomarle el pelo tanto al pobre hombre como a todos a los que nos encantó la novela gráfica. Es que no tiene nada que ver una cosa con la otra, es como si se tratara de dos historias distintas. Otra gran cagada. Esa fue la primera.

La segunda fue al intentar meterse con Los extraordinarios caballeros,

que estuvo muy bien eso de contar con gente como Connery para llevar a cabo el proyecto pero lo que realmente hacía falta era ser un poco más fieles al espíritu original, eso y no inventarse personajes… Total que otro montón de bosta de reno.

Y después de tantos intentos terminó por llegar la diarrea. Tan gorda ha sido esta última que el propio autor decidió no constar ni en los créditos del film. Estoy hablando de V de Vendetta, considerado por muchos como una de las grandes obras maestras del cómic, y que no se merece lo más mínimo el destrozo que ha sufrido al ser plasmado en la gran pantalla.

Los autores de dicho esperpento son los famosos hermanos Wachowski, a los que se les debería expedir una orden de alejamiento de cualquier medio de grabación y/o emisión de imagen de más de 500 metros. Estos elementos deberían de haber dejado la profesión el día que hicieron caja con la primera de Matrix.

Por norma general tiendo a ir a ver adaptaciones con la idea preestablecida de la dificultad que siempre supone el aplicar las ideas que han sido concebidas para un medio en concreto a otro medio distinto, como ya comenté antes al hablar deDas Parfum”. Es prácticamente imposible efectuar una transposición perfecta ya que el ritmo de un film es distinto al de un libro o al de un cómic. Esto es de cajón de madera de pino. Pese a todo, y hay muchas pruebas de ello, el resultado puede ser bastante aceptable si se tiene en cuenta este detalle, que hay que saber ponerle límites a todo y no pedirle peras al olmo. Pero si pese a todo esto alguien considera buena esta película de la que hablo hoy, por lo que más quiera que me explique como llega a esa conclusión. Y lo peor es que encima me queda la impresión de que para entender medianamente bien la historia hay que haber leído previamente el cómic ya que si no la interpretación del argumento es algo difícil de seguir o como poco puede dar lugar a una imagen muy distorsionada de lo que en realidad se pretendía. Me explico.

La historia refleja la lucha de un personaje por despertar al pueblo de la sumisión en la que vive bajo un régimen totalitario y fascista. Pero ya desde este punto es cuando comienzan a surgir las diferencias entre la obra de Moore y la de los Wachowski. La sociedad que presenta el escritor es una sociedad consumida por si misma, una sociedad pobre donde las altas esferas se lucran y el resto se muere de hambre y no la sociedad que presentan los hermanos en la que estas diferenciaciones sociales no son tan evidentes, una sociedad donde la vigilancia policial es realmente opresora y donde no hay una falsa sensación de bienestar social sino simplemente miseria. La protagonista “Evey” es una jovencita que como último recurso antes de comenzar a morirse de hambre ante la dificultad de conseguir empleo decide comenzar a prostituirse y es tentando a su primer cliente cuando se ve detenida por las fuerzas del orden, nada que ver con la “Evey” que trabaja en la cadena de televisión y que se salta el toque de queda para ir a casa de un compañero, según el film. Esto son dos simples ejemplos de cuanto ha sido modificada la idea original.

Sobre V, sus actos y motivos no se ni por donde empezar. Desde el momento en que me enteré de que este cómic iba ser adaptado tuve la duda de su éxito debido al complejo y polémico argumento que tiene. El problema es que el protagonista principal a grandes rasgos no deja de ser un terrorista y tanto el cómic como el film idealizan este hecho. En el cómic tiene un pase ya que como acabo de decir la sociedad que presenta es extrema y puede llegar a justificar las medidas extremas que toma V para lograr el cambio. Pero por el contrario y debido a la dulcificación que sufre el sistema londinense del film los actos de V, pese a ser también ligeramente suavizados son mucho más polémicos e incluso a veces injustificados. Y hacer apología del terrorismo así de una forma tan gratuita no mola, no mola nada. Además todo este terrorismo del que hace gala V tiene su repercusión y toma sentido hacia el final de la obra, pero ¿sabéis en cual de las dos versiones eso termina resultando así? Pues eso.

De todas formas sin entrar en profundidades de lo políticamente correcto o no, la película desprecia muchos detalles del cómic que son importantes, al menos a mi parecer, como el tono de V, ya que es un personaje más cabaretero y menos sufrido, más loco y menos angustiado. O su identidad, que es en gran parte la verdadera moraleja de la historia. O su relación con Evey, que da mucho juego en la novela gráfica y que en la cinta es reducida a la típica historia de amor imposible. O la ausencia de un buen montón de personajes que dan bastante sentido a la historia representado y mostrando la forma de actuar de la gente dentro de esta sociedad ficticia y casi caníbal. O los actos de V que son modificados, trasladados en el tiempo e incluso eliminados, un completo desastre vaya. Y luego está el final, como he dicho antes… que no voy a destripar pese a todo, pero en el que la idea de “la lucha sigue pero ahora será constructiva” desaparece completamente para ser reemplazada por ¿los títulos de crédito?

En fin, mejor lo dejo que me empieza a hervir la sangre. Manda huevos.

Si algo bueno tiene la película es su reparto, todo hay que decirlo, grandes intérpretes haciendo muy buenos papeles como Stephen Rea, Stephen Fry, John Hurt, Tim Pigott-Smith, Sinead Cusack, y Natalie Portman, a la que no le puedo negar nada… flojeras que es uno.

Vaya que si tengo que recomendar algo es leer el cómic y alejarse de la película. De hecho si queréis ver cosas interesantes del film aquí os dejo en forma de presentación el resto de carteles del mismo que no están nada mal.


Nada más que añadir. Bueno la verdad es que sí, pero casi será mejor que no lo haga, por eso de quedar educado y tal.

Ah, eso sí, a aquellos directores y/o guionistas que están ahora mismo “en train de” adaptar a la gran pantalla la otra gran obra de Alan Moore, “WATCHMEN” les advierto que se anden con ojo, y que a la mínima duda sobre su calidad abandonen el proyecto. Una cagada con ese cómic y la monto gorda. Palabrita del niño Ozy.

sábado, octubre 21

Cine por narices.

Una de las pocas opciones lúdicas que ofrece Cosne es su cine, vale, cierto es que también tenemos bolera pero por el momento nunca he ido ni realmente creo que vaya a ir. La cuestión es que el cine de Cosne pese a las apariencias está muy bien organizado, tiene dos salas y a la semana pueden llegar a pasar unas cuatro películas cada día en diferentes horarios, también es cierto que los filmes duran en cartelera esos siete días y después raro es que los vuelvan a recuperar. Además a lo largo del año se celebran un par de festivales a los que incluso acude gente importante, o al menos “algo” importante.

Al principio yo era algo reticente a ir al cine, mayormente por el tema del idioma, pero coñe, que con el tiempo que llevo ya en tierras francesas me voy soltando un poco más y no me resulta muy complicado seguir los argumentos, al menos a grandes rasgos. Eso sí, aún hago algo de trampa y lo que voy a ver tiene casi siempre algo que me asegura que no voy a estar completamente perdido mientras lo vea. Si la penúltima que vi en la sala tenía en atractivo de ser en versión original subtitulada al francés, y tratándose del “Volver” de Almodóvar eso ayuda mucho, la última que he visto constaba con el mérito de ser la adaptación de un libro que leí hace tiempo y que me gustó bastante, hablo de “Le Parfum, Histoire d'un meurtrier”.


Ciertamente el libro lo leí hace bastante, así que de la historia tenía un recuerdo lejano y casi todo lo visto en la película me sonaba a nuevo. Para el que no conozca el argumento que no se preocupe, que pretendo seguir en mi línea de no destripar tramas. Diré solamente que la historia es a grandes rasgos la biografía de un individuo bastante peculiar con un igualmente peculiar sentido del olfato, una vida que como los mejores perfumes causa una gran sensación al principio para terminar desvaneciéndose sin dejar rastro.

Quien más y quien menos, todos tenemos la idea, por desgracia normalmente acertada, de que las adaptaciones a la gran pantalla suelen ser bastante arriesgadas y que tienden a decepcionar a aquellos que con anterioridad han leído la obra y en varias ocasiones suelen encabronar incluso a los autores, y si no que se lo pregunten a Antonio Gala o a Alan Moore (que será próximo tema en este blog). En este caso, y teniendo también en cuenta, como ya he dicho, el montón de tiempo que ha pasado desde la lectura, tengo que decir que no me ha decepcionado el resultado. Bien cierto es que la historia resulta algo condensada, pero con eso cuentan todos los directores que pretenden realizar una adaptación, excepto quizás Peter Jackson, y creo que Tom Tykwer puede darse por satisfecho con el resultado obtenido, ha sabido aprovechar las partes más dinámicas de la obra y omitir aquellas que ralentizaban más la acción en el libro y que habrían resultado mucho más pesadas aún en la pantalla. Curiosamente de este director ya había visto antes otras dos cintas, “Corre Lola, Corre” que me parece imprescindible y que recomiendo sin duda, con Franka Potente pegándose las carreras de su vida. Y la otra “La princesa y el guerrero” que aún estoy intentando comprender, pero que me temo que nunca llegaré a hacerlo del todo, con Franka Potente alucinando en colores.

En esta ocasión el director no ha contado con dicha actriz, pero el peso interpretativo cae sobre los hombros de Ben Whishaw, al que anteriormente se pudo ver en la piel de Keith Richards en “Stoned”, film que recrea los acontecimientos que rodearon a la muerte de Brian Jones, miembro original de los Rolling Stones, pero que no se habrá visto porque si no me equivoco la cinta nunca llegó a estrenarse en España. Aquí Whishaw recrea un impresionante Jean-Baptiste Grenouille que ya de por si merece el éxito de la película.

Igualmente tienen papeles muy bien llevados tanto Dustin Hoffman, encarnando al perfumista Baldini,

como Alan Rickman, que siempre ha sido un secundario de lujo y por el que hay que tener admiración, se lo merece.


En cuanto a interpretaciones femeninas tenemos principalmente a Rachel Hurd-Wood, conocida por ser la Wendy de Peter en la última adaptación del libro al cine. Y que deslumbra sobre todo por su belleza,

y también a Karoline Herfurth como la chica de las ciruelas, conocida por “Mädchen, Mädchen”, “Big girls don’t cry” (traducida en España como “Mi vida empieza hoy”, a saber por que…), o “Mi nombre es Bach”.

Para los más curiosos añadir que los españoles Duna Jove y Jaume Montané, están por ahí en algún lugar entre el reparto, claro que a la primera hay que buscarla mucho. Además no es la única aportación española al film, además de otros miembros del reparto, mientras la veía había ciertos lugares que me resultaban familiares y muy equivocado no podía estar ya que en parte ha sido grabada en Gerona y sus alrededores.

Recomiendo verla, claro que, si no me equivoco en España no se estrena hasta el 24 de noviembre, así que nada, lo mejor que podéis hacer hasta entonces es iros leyendo el libro y después hacer la comparación si os apetece. Ya me contaréis.

martes, octubre 17

Conejitos.

Pues hoy toca cómic, así que ya sabéis a que ateneros.

Una de mis últimas lecturas han sido las 500 páginas de “Lapinot et les carottes de la Patagonie” de Lewis Trondheim.



A este autor le he empezado a coger el gustito aquí en Francia, como a muchos otros autores franceses mira tu por donde, y anteriormente ya habían pasado por mis manos “Gare Central”, que realizó con Jean-Pierre Duffour y que me gustó pero algo justito y “Approximativement”, que ya hizo el solito y que me gustó más pero sin llegar a apasionarme.

Pero el que realmente me ha gustado ha sido este tomazo de Lapinot. El personaje es conocido en España por los álbumes de fecha posterior que ha ido publicando Planeta, aunque algo a trompicones por lo que tengo entendido, pero en ningún caso por éste del que hablo ya que aún no ha sido traducido al español por razones que desconozco pero que no me cuesta imaginar. La obra en realidad nace como un experimento, me explico.
Lewis Trondheim un buen día tiene la brillante idea de querer poner a prueba si vale para esto de dibujar bandes dessinées. Y no se le ocurre mejor forma de comprobarlo que lanzándose a la realización de un libro de 500 páginas. Su meta era confirmar si a lo largo de esas 500 páginas existía una evolución en su trazo y un motivo para seguir dibujando. Y vaya si lo había. Realmente es asombroso ver como cambia y mejora el grafismo del autor entre la primera y la última página. El único problema que suponía el ponerse como objetivo un número concreto de páginas es que resultaba muy poco probable que el argumento terminara por encajar en el número de folios preestablecido. Y así fue. Pero en palabras del propio autor: “On s’en fiche que Lapinot sauve le monde ou non”. Palabras que ni voy a traducir ni falta que hace.

La historia comienza con una duda del propio personaje, ya que todo el mundo le reconoce como salvador y héroe y él solo puede preguntarse por qué sin saber muy bien a que se debe todo eso. Entre tanto a las grandes orejotas de Lapinot llegan los comentarios sobre unas zanahorias patagonas que te hacen volar y el conejito pone todo su empeño en probarlas. Este argumento en principio simple va página tras página generando una maraña de historias y personajes (unos cincuenta), increíblemente entrelazados entre si, en la que se combinan la magia y lo policíaco, lo místico y lo mundano, con una facilidad pasmosa.

Toda la obra sigue una métrica inalterable, las quinientas páginas constan cada una de tres columnas de viñetas por cuatro filas, lo que hace doce viñetas por página, o lo que es lo mismo 6000 viñetas en total.


Esta página por si sola no permite corroborar la progresión en el arte del autor, aunque de las primeras ya se nota una mejora notable respecto a la primerísima hoja en la que el trazo es basto e incluso difícil de imaginarle el dinamismo característico de las viñetas de cómic. Claro que igualmente queda a años luz de las últimas ilustraciones en las que es capaz de incluir varios personajes en actitudes más cinéticas y activas.

Me parece un ejercicio estupendo este que se le ocurrió un día cualquiera al bueno de Lewis. Luego continuó escribiendo y dibujando historias con este personaje y con otros y se hizo bastante famoso el tío. Pero nunca dio un fin a la historia que le convenció de que valía para esto. ¿Pero sabéis que?

“Je m’en fiche”.

Así que recomiendo su lectura, incluso si la única forma de hacerlo es a través en su idioma original, que tampoco es tan difícil vaya…

Sobre las imágenes incluidas tengo que decir que las he sacado de esta web monográfica sobre Lewis Trondheim y que es bastante interesante.

Y a propósito de este tema del que estamos hablando me acabo de enterar por el blog del carcelero que tanto este Trondheim como su compañero de armas Sfar dejan L’association por discrepancias con otro compañero, Jean-Cristophe Menu, al igual que ya la dejó hace no mucho David B. ¡Y a mi que me encantaba la colección Ciboulette! ya que me permitía encontrar las obras de algunos de los mejores guionistas y dibujantes francófonos sin complicarme mucho la vida, y ahora voy a tener que bucear aún más en las Album de París cada vez que me escape a comprar vicio (ya ves tu que lástima…). En fin que todos tienen sus razones para hacer lo que han hecho y a mi me parecen muy bien todas y cada una de ellas. A mi modo de ver esto repercutirá en que cada artista seguirá publicando lo que quiera publicar en las editoriales que quieran publicarlos pero en ningún caso creo que esto vaya a implicar una disminución de publicaciones. Que no veo la razón para alarmarse. Quede como dato curioso que cuando me leí el cómic “Approximativement”, de corte autobiográfico una de las impresiones que me dio cuando reflejaba las reuniones de L’association era que si algo brillaba por su ausencia era el buen rollismo entre ellos, quizás siendo uno de los más fácilmente irritables el propio Trondheim, pero bueno ese cómic data de bastantes años antes de toda esta polémica y no creo que tenga nada que ver con la situación actual, pero nunca se sabe.

jueves, octubre 12

De arañas y caricaturas.

Mi problema creo que está en que me obsesiono con hacer articulillos largos y sesudos en vez de escribir lo que se me pasa por la cabeza sin darle muchas vueltas que creo que era más o menos el modus operandi original de este blog.

Así que a ver si consigo volver por mis fueros y retornar a los orígenes y actualizo esto con más frecuencia. Eso sí, de vez en cuando espero incluir algún articulo más curradete.

Irónico resulta que escoja para ponerme a currar con el blog uno de nuestros días festivos más sonado y más aprovechado por todo el mundo para irse de puente. Pero es que, para que nos vamos a engañar, yo me he dado cuenta de que hoy era fiesta a eso de las cuatro de la tarde, en la clínica, y cuando ya estaba que no podía ni con mi alma. Que lo malo que tienen las festividades españolas es que no suelen seguirse muy fielmente en el extranjero. Hay que joderse. Lo peor de todo es que aquí fiestas hay pocas si comparamos ambos países. En Francia entre el verano y las navidades hay exactamente dos días festivos, el primero de noviembre y el once del mismo mes, y encima este año caen en miércoles y en sábado respectivamente, con lo que las posibilidades de puente son cero. ¿Puente de diciembre? Por favor no me lo recordéis que me da algo.

En fin que aquí está Jorge, enfilando del tirón y sin respirar los tres últimos meses del año con la vista ya puesta en las vacaciones de navidad. Y con los ojos medio cerrados esperando el guantazo que le va a arrear el 2007 en cuanto entre por la puerta. Otro año que se presenta cargadito de emociones (y van…).

Claro que para que durante estos largos días de la temporada otoño-invierno la espera se haga más corta ya he ido acumulando, como buena hormiguita que es uno, películas y comics suficientes para aguantar un asedio. Claro que de las primeras nunca hay suficientes y de los segundos nunca tengo paciencia para aguantar y ya me he leído casi todo lo comprado, así que en breve tendré que ir a por más (ya está mi cartera temblando en una esquina de la habitación…). Y eso me dará para más artículos intranscendentes sobre más películas, comics y películas basadas en comics (como V de Vendetta de la que ya me quejaré otro día).

También contemplo proyectos sobre posibles escapadas de fin de semana con vistas a seguir conociendo este país en el que me ha dado por vivir actualmente. Y si es posible, llegar hasta alguno de los otros países que rodean a este, que al fin y al cabo y ya puestos hay que decir que no están tan lejos.

Con esto creo que lo he dicho todo por hoy, claro que no quiero terminar sin poner un par de fotos, que si no, no me quedo a gusto.

La primera es la foto de una caricatura que me hizo una paciente y que le quedó muy chula, ciertamente a veces no se si es una caricatura o un apunte del natural… ¿Qué os parece?


Y la otra es un dato curioso, ¿sabéis como hacen las arañas cuando mueren con las patitas?
Pues esto:


Que ¿a qué viene esto?, mejor no explicarlo, no merece la pena, pero me se de alguna que se lo ha comido.

domingo, septiembre 10

Carnets de voyage (II…): París

Intentar a estas alturas hacer una descripción aproximativa de la ciudad de la luz resultaría tan complicado como lo sería hacerlo de cualquier otra gran ciudad. París por su condición de capital europea de referencia es universal, multicultural, multiconceptual, vaya que es muy grande.
Pese a que actualmente vivo en un pueblecito, el que tuvo retuvo y aunque lo intentara nuca dejaré de ser un urbanita. Ciertamente Paris no es Madrid, de eso no cabe ninguna duda, pero pese a todo cada vez que estoy por allí me gusta verme desenvolverme con soltura, y me siento a gusto, en mi salsa.
Nunca pretenderé hacer una comparativa entre las dos capitales, todos mis años de madrileño pesarían mucho y la balanza se desequilibraría fácilmente. Y con razón además.
De todas formas París me atrae, será la añoranza del bullicio, del metro, de la animación por las calles, del abanico cultural, de todo eso de lo que carecen los pueblecines como este en el que vivo. No obstante no hay que olvidar que toda gran ciudad a la larga quema y no se cuanto tiempo sería capaz de aguantar viviendo en París como si que se que en Madrid aguantaría toda mi vida sin problemas (y lo haría si las condiciones laborales me lo permitieran) quizás gracias a mi condición vitalicia de Madrileñito, así que deduzco que para sobrevivir en París debería ser un Parisito más y eso solo se consigue en el momento de poner pie en este mundo.
Pero, ¿Cuáles son los motivos de esa atracción que siento hacia París? Enumeremos:

Los 10 motivos de Jorge para querer París:

1. El Sacre Coeur de noche, y digo bien “de noche” porque visto de día no es más que un enorme pastel rosado sobre un montículo que resulta bastante ridículo. En cambio cuando caen las sombras y se enciende su iluminación resulta realmente impresionante

Su fachada, sus cúpulas y sus gárgolas parecen hechas expresamente para ser disfrutadas bajo esa luz artificial. Por dentro tampoco está nada mal, pero no deja de ser como el resto de templos católicos, lleno de santos, sillas y con un órgano enorme.
Otro de sus atractivos son las vistas, debido a su emplazamiento, en lo más alto de Montmartre, se aprecian unas panorámicas increíbles de toda la ciudad, quedando a nuestros pies las famosas escalinatas de La Square Willette, de las más importantes y grandes del mundo pero que por desgracia solo están abiertas al público de día.

2. La Rive Gauche, posiblemente el sitio más agitado de toda la ciudad. Partiendo de la plaza de Saint-Michel,

punto de rendez-vous para cientos de personas, tenemos un entramado de calles, avenidas y callejones entre los bulevares de Saint-Michel y Saint-Germain llenas de pequeños restaurantes, tiendas interesantes como la de Taschen u otras llenas de obras de arte o simplemente curiosidades. Mención a parte merece la rue Dante y por eso será mi tercer punto de la lista.
Lo mejor de este quartier es la multinacionalidad que se ve. Después de año y pico viviendo en Francia no creo que a nadie le extrañe que en mis viajes por dicho país no busque forzosamente restaurantes de cocina autóctona, y este barrio te permite sin andar mucho elegir entre especialidades culinarias de cinco continentes diferentes.
El hecho de que la Sorbonne

se encuentre ubicada aquí posiblemente sea una de las causas principales de la gran animación que se ve por las calles, como ocurre en todos los ambientes universitarios.
Además de todo esto hay que añadir que dicho barrio tiene en sus puntos cardinales al norte el Sena y Notre-Dame,

al este el Panteón,

al oeste el Museo de Orsay

y al sur el Parque de Luxemburgo

que viene a ser algo así como el Retiro parisiense, y donde puede uno tirarse en el césped tranquilamente a comerse un falafel.
Por cierto, en París y sobre todo entre estas calles se comprueba fácilmente que la lengua más escuchada es el castellano, por un lado supongo que porque los franceses siempre hablan muy bajito y por el otro porque siempre hay un buen montón de españoles o hispano-hablantes que o bien viven ahí o que están simplemente de visita.

3. La Rue Dante, dentro de dicha rive Gauche yo siento una especial querencia y atracción por esta calle y por un par de aledañas. A los pies de la Sorbonne se encuentra la mayor aglomeración de tiendas de comics de París. La mayoría de ellas especializadas según géneros y las otras un poco cajón de sastre. A destacar la cadena Album (publicidad by the face...) que contando con unas tres tiendas en la zona hacen difícil que no se pueda encontrar algo en concreto (difícil pero no imposible…). Pero si hay algo que realmente hay que remarcar es que por razones que desconozco estas tiendas abren en su mayoría los siete días de la semana, al contrario que el resto de tiendas, como por ejemplo las de ropita, para desesperación de alguna que yo me se.
En vez de poner fotos de la zona (que no tengo vaya) os dejo un link a una página que habla también del tema, eso creo, y que si que tiene fotos. Y digo que eso creo porque mi polaco es muy limitadito, más o menos se reduce a “Dobranoc” y “do widzenia”. El link es ESTE.

4. La Victoria de Samotracia, no se que tiene ese cacho de mármol pero me gusta. Se deberá en parte seguramente a lo que deja de libre a la imaginación, ya que la recreación mental de dicha estatua que se puede hacer uno es increíble, al menos la mía lo es, claro que yo, a veces, me paso de imaginación. Pero se deberá también en parte a la posición tan acertada de la que goza dentro del museo del Louvre.

De todas las obras de arte de dicho museo, que todo sea dicho, no son pocas, realmente me quedo con ésta. Y aclaro que la pongo por delante de otras que posiblemente sean más conocidas como la Venus de Milo o telas tan renombradas como La balsa de la medusa, La coronación de Napoleón, Las bodas de Caná, o ese pequeño (77x53cm) óleo que hay enfrente de ésta última y delante del cual se amontonan cientos de personas pero que a mi personalmente me deja bastante frío. Me refiero evidentemente a La Gioconda, que pese a ser un pedazo obrón de arte mucho me temo que lo estemos supravalorando (el hecho de que lo visiten al año unos seis millones de personas ya lo dice todo).
La verdad es que el museo no solo está lleno de obras de arte sino que además ya de por sí el propio edificio es una de ellas. Pero una cosa que quede clara, hay que verlo con calma y para eso son necesarios varios días, que no solo es cuestión de visitarlo sino de asimilarlo.

5. El Sena, hay que reconocer que en lo que a ríos se refiere la capital francesa se impone a la española y con diferencia. Y es que tener un buen río es importante para cualquier ciudad, en lo que a descongestión, clima y estética se refiere.

Este en concreto cuenta entre sus principales atractivos con sus numerosos puentes la mayoría bastante bonitos (excepto el Alexandre-III, demasiado recargado a mi gusto) y animados, sobre todo los peatonales. Otro de sus atractivos son los innumerables puestecitos colgados en los márgenes de ambas orillas y donde se pueden encontrar recuerdos, postales, posters, libros, comics, y demás rarezas tanto turísticas como frikis, fetichistas o simplemente de colección. A mi lo único que me falta de momento es navegarlo, pero dadme tiempo.

6. Esas más de 10.000 toneladas de hierro y bulones, que todo el mundo conoce como Torre Eiffel y que ponen en evidencia cierto complejo físico de los franceses.

A mí desde pequeñito y sin saber muy bien porque razón me ha encantado siempre andar subiéndome a todo lo que podía. Así que la primera vez que visité Paris, con algo así como seis o siete años, hice todo lo que pude por llegar a lo más alto, y al final lo conseguí, claro que tuve que ceder una parte de mis ansias y finalmente accedí a hacerlo mediante los ascensores y no a pie como pretendía (curiosamente eso se ha vuelto tradición y siempre he seguido subiendo así…), y claro tampoco me dejaron subirme a la antena y me quedé donde el resto del mundo.
Merece la pena subir sus 300 metros y disfrutar de las vistas que ofrece de la ciudad.

Pero sin duda la mejor hora para hacerlo es cuando empieza a atardecer y ver como la luz natural comienza a ser reemplazada por la artificial que pretende frenar la oscuridad de la noche.
Eso sí como dato curioso tengo que decir que las mejores vistas de la ciudad no son las que ofrece esta torre sino las de otra, un poco más baja pero que desde su piso 56 ofrece una panorámica de 360 grados de todo París, incluyendo la propia Torre Eiffel, se trata de la Torre de Montparnasse.

Y si no comparad vosotros mismos.

7. Los medios de locomoción, no es raro en París cruzarse con familias enteras de seis u ocho miembros paseando en patines o en bicicleta. O un padre en patinete acompañando a su hijo patinador (o viceversa…). Ya de por si que tengan carril-bici en gran parte de la ciudad es todo un mérito (aunque no llegue al nivel que Berlín la verdad). Ciclistas, patinadores, y demás se ven por doquier y no causan en ningún momento sorpresa. Los conductores están completamente acostumbrados a ello y todo el mundo se desenvuelve con naturalidad.

Si a estos medios le añadimos el metro, el RER, los autobuses e incluso el funicular, contamos con un gran abanico de posibilidades que permiten dejar el coche aparcado. Y eso es importante, sobre todo teniendo en cuenta lo mal que se conduce en París y lo mal y violento que conducen los parisinos por lo que no es nada recomendable arriesgarse a entrar en la ciudad con el coche. El que avisa… ya sabéis…

8. La proximidad, porque no nos engañemos, el punto de Francia más cercano a Madrid (que es lo que a mi me interesa vaya…) es y será siempre París gracias al avión.

Y es que desplazarse en coche siempre es una opción, sobre todo si hay que transportar muchas cosas, pero hay que contar con un mínimo de siete horas para unir la capital española con el punto más cercano de la frontera francesa. Bien es cierto que los aeropuertos parisinos no son los únicos que ofertan vuelos a Madrid pero sin duda son los que lo hacen con más frecuencia y a mejor precio.

9. Su “andabilidad”, ya sea por las orillas del Sena, por sus grandes bulevares

o sobre todo por los Campos Elíseos o los de Marte, París invita a andar, de hecho cada vez que voy procuro en la medida de lo posible recorrer todo lo que pueda a pie. Y tanto empeño pongo en ello que me suelo ganar ampollitas en los pies con bastante facilidad.
Y no solo es que me guste ponerme a andar es que no hay forma mejor para ir conociendo, familiarizándose y descubriendo una ciudad que pateársela poco a poco.

10. Amelie Poulain, a la que todavía no he encontrado pero que no dudo que terminaré haciendo.

Eso sí, mientras la busco, aprovecho y sigo descubriendo rincones de la ciudad y motivos para que me guste. Quien sabe, lo mismo la vida me empuja algún día hacia ella y la tengo que adoptar como mi segunda ciudad.

Y ahora y para quien se lo esté preguntando diré que no voy a hacer en ningún momento y a modo de réplica ningún listado de los diez motivos por los que Madrid es la ciudad por excelencia e insuperable. Primero porque no hay diez motivos sino diez mil y segundo porque Madrid lo es, y punto pelota.
;)