Estos puentes se agradecen, si no fuera por estos días que te permiten desconectar de todo no se que sería de nosotros. La cuestión no es descansar, por que al final nunca lo haces, se trata más bien de aparcar lo habitual y salirte de la rutina.
Y este puente ha cumplido con su cometido, y con creces. Muchas ganas tenía yo de ver la Ciudad de las artes y las ciencias y más en concreto el Oceanográfico y no me ha defraudado en absoluto. Ya simplemente ver desde fuera el conjunto arquitectónico te deja boquiabierto, el arquitecto Santiago Calatrava ha creado, para mi gusto, una obra de arte. Y aún estamos a la espera de que terminen las obras del Palacio de las Artes que tiene una pinta impresionante. Pero no solo es bonito por fuera, también lo es por dentro.
El sábado vimos el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe y, ya que está principalmente diseñado u orientado para crios, disfrutamos como enanos. El mismo día aprovechamos para ver una peliculilla en el Hemisférico que, no nos engañemos, fue algo de lo más normalito, y como coincidió que justo antes acabábamos de comer, más de uno aprovechó para dar una cabezada.
El domingo fue ya apoteósico, no sabría bien resumir las sensaciones que te provoca ver junta tanta belleza marina, solo hubiera sido mejor si me hubieran dado un equipo de buceo y me hubieran soltado en alguno de los acuarios. He visto animales que nunca soñé ver ni siquiera en mis pasadas o futuras inmersiones como submarinista. Recomiendo disfrutar tranquilamente de edificios como el Océano, con sus tiburones, rayas y peces Luna, o el Ártico donde dos Belugas hacen que se te caiga la baba. Otras zonas como los humedales se pueden ver más deprisa y no pasa nada. Lástima que ese mismo domingo fuera el día en el que se entregaron los premios a los campeones del mundo de motociclismo y que el lugar elegido fuera el Auditorio Mar Rojo y no estuviera permitida la entrada, en fin nada es perfecto.
Dos días andando de un lado a otro cansan a cualquiera, así que la mañana del lunes la pasamos tirados en la playa, aprovechando unos rayitos de sol. Por la tarde tocó volver como suele pasar.
Sinceramente lo recomiendo, es una buena experiencia.
En otro orden de cosas decir que al final "ALGUIEN", y como era de esperar, perdió una apuesta, si es que las presiones no son buenas, ya le daremos otra oportunidad.
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