lunes, diciembre 18

Huecos.

Debería escribir un artículo distinto, tanto en longitud, ya que llevaba un buen ritmo de ladrillos (más o menos interesantes) últimamente. Como en tema, ya que he leído un montón de comics y libros dignos de mención, he visitado todavía más rincones de Francia, he visto unas cuantas películas para comentar y todo ese tipo de cosas de las que suelo hablar por aquí.

Pero en cambio os tendréis que conformar con estas líneas de hoy. Tanto con el tema, ya que es lo que hay y me siento con pocas ganas de ponerme a comentar otra cosa. Como con la longitud, ya que pese a que me dicen que me expreso más y mejor con mis letras que con mis palabras no se como explicar esto en más profundidad.

A lo que voy, esta noche descubrí algo, me di cuenta de que mi cama era enorme, que era capaz de estirar brazos y piernas completamente sin salirme de ella, que podía dar un par de vueltas de lado a lado del colchón. Y ¿sabéis que? No me gustó nada en absoluto. De golpe sentí frío, sentí un vacío en el costado derecho, sentí mi brazo completamente hasta la mano y me extrañó el no tenerlo dormido, sentí el hombre relajado sin pinchazos ni dolores. Pese a todo seguía sin gustarme nada en absoluto. Finalmente volví a dormirme, con esa gotilla impertinente que se queda, sin atreverse a caer, en el pliegue del ojo. Abrazado a un hueco y arrepentido de no haber dicho nada más que lo hubiera mantenido lleno.

Esta noche me pasará igual.

domingo, diciembre 3

15.

Tal cual, hoy simplemente quiero hablar de un número, nada de la “GUIA JORGE DE LA FRANCE”, nada de Reseñas de comics o películas, olvidaos de la fisioterapia y otras historias. Hoy es el turno del 15.

El 15 me persigue desde mis años escolares, debido a mi apellido siempre solía estar en el punto medio de la lista y teniendo en cuenta que en aquella época las clases rondaban la treintena de alumnos a mí solía tocarme el 15 fácilmente. En aquellos momentos el 15 lo veía por todos los lados. Muchas veces cuando iba al cine mi butaca terminaba siendo la 15 y si no era así es que estaba en la fila 15, claro que también se podía dar el caso de que se cumpliera lo uno y lo otro, lo mejor eran los cines de sesión no numerada, claro que esa sesión solía ser sobre las 15:00. Igualmente se daba el caso de que mis discos favoritos contaban con 15 canciones o los libros tenían 15 capítulos. Si miraba bien mis billetes de metro era fácil encontrar el 15 entre sus cifras o bien sumándolas todas.

Con el tiempo la presencia del 15 se fue haciendo menos palpable, hasta incluso casi ni sentirse. Pero no nos engañemos ahí donde se mire siempre hay un 15 dispuesto a sorprenderme. A día de hoy si lo pienso un poco el 15 sigue estando ahí.

15 son horas las que debería pasar despierto, y no más, a lo largo del día, dejando así 8 horas para la noche y una más para la siesta. Claro que no siempre es así.

15 son los cientos de kilómetros que separan Cosne de Madrid, si queremos hacer paradita en Paris, para aprovechar el viaje.

15 son los segundos he tardado en escribir este pequeño párrafo de nada. (Muy rápido no soy no…)

15 son los meses, con este diciembre, que llevo viviendo en esta casa en Cosne, donde paso los mejores momentos de mi experiencia francesa.

15 son los minutos que he empleado en escribir lo que llevo escrito por el momento.

15 años son casi, casi, la mitad del tiempo que llevo dando tumbos por este mundo de locos.

Y son 15 los días que me quedan para pasar contigo.