lunes, noviembre 13

La dura infancia.

Uno de los comics que mayor impresión me ha causado de los leídos desde que estoy en Francia son los seis tomos que componen la obra Peter Pan, llevada a cabo por Loisel.

Lejos de querer contarnos otra vez el consabido cuento del niño eterno, Loisel prefiere mostrarnos un retrato psicológico del personaje principal. Tan crudo como la vida misma y evitando edulcorantes como nos han acostumbrado las versiones fílmicas de la historia como aquella de Disney o esa otra más reciente firmada por P.J. Hogan. Cierto que el resultado puede resultar en extremo cruento, pero que queréis, es lo que hay y mostrar lo contrario sería engañarse.

Escribir al respecto de este cómic me va a resultar muy difícil, ya que por un lado me gustaría explicaros con todo detalle porqué es tan bueno y por otro no quiero reventar ninguna trama del argumento ya que aunque la mayoría de los que vais a leer esto nunca leeréis el cómic, la esperanza es lo último que se pierde. Así que voy a intentar contaros la historia lo mejor posible sin fastidiaros ninguna sorpresa. De todas formas, y por si acaso, lo más recomendable sería que os leyerais los álbumes primero y el artículo después.

Loisel emplea seis tomos para contar la historia del joven Peter, pero no los hechos que ya narró originalmente J.M. Barrie sino algo así como su precuela. Por un lado por la libertad que le ofrece así para crear a los personajes y darles un leit-motiv, y por otro, digo yo, para evitar posibles conflictos con los herederos del autor. Estos seis tomos son Londres, Opikanoba, Tempestad, Manos rojas, Garfio y Destinos.


Y en Londres empieza la historia, tanto en dicho tomo como en dicha ciudad, con todo lo que implica ese Londres de 1887, una ciudad sucia y llena de miseria, mostrándonos las calles más inhóspitas donde circulan pordioseros, borrachos y fulanas. Éstas son las calles en las que vive el niño Peter, y aquí es donde intenta sobrevivir tanto a la propia ciudad como a su madre, la cual le utiliza como medio para obtener alcohol más que para otra cosa.
Peter en este Londres es un niño sin referencias, donde todo le resulta hostil y que se aferra a la única esperanza de cariño que le ofrece el viejo médico Mr. Kundall, que es el encargado de proporcionarle algo de educación y de alegría. Resulta curioso como uno de los métodos que le ofrece al joven para evitar meterse en líos sea el de ir contando mientras pasea por esas calles podridas, ya que así evitará pensar. Con todos estos factores obtenemos a un Peter que resulta un chaval falto de atención y que busca ser admirado o crear envidias de otros, siendo por esto por lo que frecuenta a los otros jóvenes del orfanato y les cuenta sus historias y milongas. Pero el autor no deja recordarnos en todo momento que sigue siendo un crío con todo lo que conlleva la infancia, y si no que se lo pregunten al gato.
Al final del tomo hace aparición otro de los personajes importantes de la historia, el hada que recibirá el nombre de Campanilla (Clochette en el original y que a mi me gusta más). Este ser de fantasía resultará en los siguientes tomos alguien central en el desarrollo de los acontecimientos. Loisel potencia su carácter coqueto, celoso, caprichoso y vengativo hasta límites insospechados. Este personaje podría representar tanto la tentación del sexo opuesto a la juventud que terminaría desembocando en el comienzo de la edad adulta como el freno a esa atracción en un intento por perpetuar el estado infantil e inocente de Peter.
Peter encuentra a Clochette (o viceversa) en un momento muy duro y en unas circunstancias en las que si nos contaran que todo lo que sucede a continuación no es más que un sueño que le llega al quedarse dormido en el muelle, mientras se refugia del frío con una pequeña manta y el libro de Mitología, nos lo creeríamos sin problemas. Pero no es el caso (¿o quizás si?, a saber…).
Este encuentro entre Peter y el hada supone la partida de ambos desde Londres hacia Nunca Jamás y el fin del primer tomo. No sin antes presentarnos el autor otros dos personajes que tendrán gran importancia en los tomos siguientes, Garfio, que recibirá ese nombre más adelante también gracias al protagonista, y el fauno Pan, fundamental para la evolución (que no crecimiento) del niño.


Despertando en el lugar equivocado es como se encuentra Peter al comienzo del segundo tomo, Opikanoba. Si los seres de fantasía de Nunca Jamás enviaron a Clochette a por Peter fue más bien para que éste les ayudara contra el malvado pirata que amenaza con descubrir su tesoro, pero por aquello de ser su primer vuelo el chaval terminó cayendo en el bando equivocado.
No es que a Peter el hecho de encontrarse entre los piratas le disguste mucho, de hecho le encanta y no duda en convertirse en uno de ellos, por aquello de la heroica y tal. Durante toda la obra vamos percibiendo que es lo que quiere decirnos el autor a través del protagonista, pretende darnos a entender lo que implica ser un niño para siempre jamás, nos presenta todas las cualidades de la infancia y sus consecuencias si se prolongan en el tiempo sin la corrección de una visión adulta de la vida. La inconsciencia y la inocencia de la edad temprana y el no pararse a reflexionar por adelantado de las consecuencias que pueden tener sus actos, están a la orden del día en el hacer y el ser de Peter. Pero por el otro lado deja ver un atisbo de auto-reprimenda cuando él mismo se propone rechazar el polvo de hada hasta que no lo merezca, a imagen del típico escarmiento que recibiría de manos de un adulto.
En este Opikanoba comenzamos a situarnos un poco en Nunca Jamás, tomamos contacto con todas las criaturas que allí habitan, y se nos definen los grupos de piratas, indios y seres de fantasía. También se nos muestra aquello que da nombre al tomo y que no es más que un brumoso lugar terrible donde se despiertan los miedos y las fobias, como le pasa a Peter, que visualiza una madre castrante.
Nunca Jamás viene a simbolizar la mente o el estado infantil de la persona, llena de seres fantásticos y donde rigen las mismas leyes que podrían deducirse de los actos de los niños, como se irá viendo a lo largo de la historia.


En el siguiente tomo, Tempestad, se sigue desgranando la personalidad de Peter, o en general del niño, como su ausencia de egoísmo y su sentido de lo justo y lo injusto. También se adentra en la relación profunda que ya se estableció en el anterior tomo entre el chaval y el fauno, presentando a este segundo como la sensatez a la vez que la bravuconería que forman la aspiración de ser de Peter, aunque posteriormente y debido a su propósito de no madurar jamás solo termine asimilando la segunda.
Igualmente nos muestra más capas de la personalidad del capitán pirata que más adelante conoceremos como Garfio. Dejándolo ver como el adulto frustrado por haber perdido su infancia o juventud, posiblemente sin así haberlo previsto, y que lucha con todos los medios posibles por recuperarla.
Mientras lo iba leyendo tuve la sensación de que el autor, mediante los personajes de Peter, Garfio y Kundall nos presentaba realmente a un mismo hombre en tres etapas de su vida. Más tarde resulta evidente que no es así, pero pese a todo se puede considerar a los tres personajes como la evolución de la persona con la edad.
Esta Tempestad acaba con Peter volviendo a Londres para hacer un cursillo acelerado de cirugía gracias a Mr. Kundall, en ningún momento nadie se pregunta sobre la lógica del mismo hecho, Peter por concordancia con su mentalidad siempre infantil, Kundall por aquello de no quitar la ilusión al crío en sus fantasías. Y con una visita del niño a la madre que termina generando a uno de los personajes y a unos sucesos por venir que será de lo más controvertido de la historia y que aún ahora no tengo muy claro como interpretar.


Manos rojas, el cuarto tomo, es un claro punto de inflexión de la historia, donde Peter vuelve a evolucionar en su personalidad pero siempre bajo las leyes de la menoría. Se hace más palpable aún la ausencia de reflexión sobre las consecuencias que pueden acarrear sus actos, se encuentra tan a gusto en el reconocimiento de estos que se salta incluso pasos para que dicho reconocimiento sea válido. Sigue siendo siempre un niño pero que juega ser mayor, contando claro está con la ausencia de responsabilidades y repercusiones. Otra característica que se nos muestra es la crueldad que puede albergar sin llegar a ser consciente de que esto pueda ser un acto erróneo y además creyéndose en el derecho de ello siguiendo el conocido ojo por ojo. No hay que pasar por alto como suele ser el propio Nunca Jamás, y los seres que lo pueblan, los que le llevan a adoptar estas actitudes, lo que reafirma mis opiniones sobre la asociación entre la isla y el estado infantil de la persona.
Concluye por un lado con Peter reclutando a sus Niños Perdidos para hacer frente a los piratas y por el otro adentrándose más en el personaje que se originó al final del tomo precedente y en su relación con el protagonista de la obra.


Como dicen en los toros no hay quinto malo, y éste, Garfio, no pretende llevar la contraria. Nos va mostrando como se sucede la vida en la isla desde la llegada de los demás niños, entre los que cabe destacar el personaje de Rose. Nos es pintada como la niña que tiene como meta el ser madre, al principio de su propio hermano empujada por las circunstancias y luego del resto de los niños siendo un gran aliciente de ello el que de ese modo se convertiría en algo así como la mujer de Peter, lo que le resulta bastante atractivo. De este modo profundiza en el triángulo que se genera entre el protagonista, la niña y Clochette.
Seguimos viendo los viajes que tiene que ir haciendo Peter a Londres desde su isla y los sucesos que coinciden en la ciudad britana en esos momentos.
Para rematar el tomo, el autor se centra en el personaje que le da el nombre. Muestra su faceta más patética reforzando la idea de alguien que no quiere aceptar que la vida ha ido pasando por y el tiempo ha ido dejando huella.


De esta forma llegamos a la conclusión de la obra que no podía tener un título mejor que el de Destinos.
Duro álbum éste en el que la inocencia y el romanticismo de una vida de eterno niño dejan de resultar atractivos al pasar a mostrarnos su verdadera cara feroz e implacable. A destacar la representación del paso del tiempo en Nunca Jamás y como hace que se olvide todo en la memoria de los que allí están incluso de las cosas que a priori parecen más perdurables e impactantes. Viene a ser la representación de la propia memoria del niño, aún en formación y con la capacidad de olvidar todo aquello que no le resulta bonito o agradable, restándole poco a poco importancia hasta convertirlo en algo nimio que termina por desvanecerse por falta de peso moral.
Pero siempre queda una duda, ya que si esto es así, ¿por qué el personaje de Picou es incapaz de olvidar? Qué es lo que le lleva a retener ciertos hechos de una manera tan potente que no sea capaz de salir de su estado casi catatónico, ¿es simplemente consecuencia del shock o hay algo más que le fuerza a recordar?
Por otro lado vuelve a presentarnos a la infancia como un periodo inconsciente e irreflexivo mediante las proposiciones del resto de los niños sobre como superar el devenir de Picou.
Por lo que respecta al pirata, nos pinta la manera tan absurda de auto engañarse que utiliza para evitar la evidencia que había descubierto al final del tomo quinto y así salir del estado patético al que le han llevado sus anteriores acciones.
Y aquí debo terminar el comentario sobre dicho tomo antes de decir de más de lo necesario. Recalco que al respecto de la relación entre Peter y el personaje que recorre Londres con un maletín, aún no he sabido concretar una sola teoría y al tener varias y dispares considero mejor no reflejar aquí ninguna, además sería demasiado añadir. Por cierto, que quede como dato curioso o quizás aclaratorio el hecho de que se nos muestre el destino final y común de dicho personaje y del pequeño Picou… mucho se puede sacar de ahí.

La historia es una maravilla narrativa, directa y que deja una de esas huellas imborrables que te hace ver las cosas de otra forma. Es sin duda la obra maestra de Regis Loisel, autor también de “Quête de l’Oiseau du temps” y de “Magasine general” entre otros. Para más información sobre el autor no dejéis de visitar su site officiel merece la pena por la cantidad de imágenes de su obra y por la posibilidad que ofrece de ver el trailer con personajes de carne y hueso que se creó para los cines con motivo de la inminente aparición del sexto tomo.

Trailer que viene incluido en un CD en el cofre que contiene los seis tomos, que fue el que me compré yo, por eso de que para qué perder el tiempo comprándolos de uno en uno.
El trazo de Loisel sabe generar criaturas deliciosas sin necesidad de cuerpos diez, y no solo eso sino que sus escenarios fondos y panoramas son muchas veces impecables, claro que otras veces abusa del copy-paste. Dejo un par de muestras para vuestro juicio.




Una compra de la que me sentiré orgulloso durante mucho tiempo (pese a que el primer tomo venía encuadernado a la inversa respecto a las tapas…) y un cómic que resulta imprescindible leer. LEEDLO POR FAVOR!!!



Y si alguien después de todo se ha quedado con ganas de discutir más sobre la obra que me mande un mail, o que lo haga en las réplicas, justo aquí debajo.

martes, noviembre 7

Otra vez noviembre?

Bueno la semana pasada, y pese a que había cogido un buen ritmo de escritura, por una razón o por otra terminé por no escribir nada por aquí.
Una razón era la de siempre, eso de que soy algo perezosillo y no me pilló muy bien ponerme a ello. Y la otra era la del pica y rasca, nada que ver con los rasca y gana, sino más bien por eso de las reacciones cutáneas, si hace unos meses me toco a mí ahora ha sido a mi compañera, claro que a día de hoy las causas por las que llegó a ello son desconocidas y nada tienen que ver con las de la otra vez. Por un lado manejamos la hipótesis de que fuera producto de la picadura de un bicho que la encontró de buen gusto, cosa que no es de extrañar, y terminó invitando al festín a sus cientos de amigos y parientes, pero por razones de exclusividad dicha teoría la dejamos por improbable. Otra hipótesis que me rondó la cabeza era que su cuerpo estaba intentando expulsar de si al mismísimo Cosne Sur Loire, pero no tengo bases científicas para confirmarlo así que va a ser que no será. Así que la hipótesis que a día de hoy se mantiene con más firmeza como la causa probable es la de una reacción tardía a un antibiótico que estuvo tomando la semana anterior.
Sea por lo que fuera la cuestión es que nos vimos un par de noches, no consecutivas (para no agobiar al personal de guardia), en las urgencias del hospital de Cosne, que afortunadamente está a tres minutos andando de casa (y además encontramos un atajo que reduce el trayecto a dos) y que afortunadamente, gracias a vivir en un pueblo de mie… enano, no estaba colapsado por montones de personas.
En conclusión y a modo de final feliz, el sábado por la mañana la reacción estaba controlada y pudimos seguir con nuestros planes de pasar el fin de semana en París, eso si, con una buena reserva de corticoides y antihistamínicos en la maleta.

Sucede que París en noviembre es el mismo París que en agosto, por ejemplo, pero con una gran diferencia de temperatura, a la baja claro. El resto sigue igual, turistas, bicicletas, gente que habla español, griegos rompiendo platos a la puerta de su restaurante y cositas por el estilo. Esta vez la ciudad volvió a ser para nosotros lugar de compras y museos.

En lo que a estos segundos se refiere visitamos el de Rodin. Que me era completamente desconocido y que pese a que me gustó bastante me pareció algo limitado en lo que a obra expuesta se refiere. De todas formas es un placer ver cosas tan interesantes como estas:


Una vez visitado el museo y con nuestras ansias turísticas aún sin completar fuimos al Panthéon. La verdad es que en principio nuestras intenciones pasaban más bien por Les Invalides que además nos pillaba al lado, pero el hecho de no saber seguro si era necesario pagar entrada nos empujó más hacia la otra dirección, que queréis que os diga pero no me apetece mucho pagar el pastón que suelen costar las entradas en París para ver la tumba de un corso bajito y con mala baba. Vaya que salimos ganando con el Panthéon de todas formas, vale que también está lleno de tumbas pero al menos los difuntos ahí son algo más interesantes, prefiero los Curie por ejemplo, claro que de todo hay, y al lado de Voltaire y Rousseau se puede encontrar a gente como Marat, conocido sanguinario (entre otras cosas vaya). De todas formas el mayor atractivo del edificio para mí, no son las criptas sino el Péndulo de Foucault y el propio edificio en sí. Claro que, cosas del destino, no pudimos disfrutar tanto como me hubiera gustado ni del uno ni del otro, no ya por temas de restauración, que suele pasar, sino por una impresionante puesta en escena llevada a cabo por el brasileño Ernesto Neto, el “Leviathan Thot”, que consistía en una serie de mallas de nylon colgadas desde lo más alto de las bóvedas y que colgaban hacia el suelo a distintas alturas formando sacos (o cojoncillos como parecían algunos) rellenos de bolitas de poliestireno o de arena. El resultado era realmente espectacular y curioso, como se puede ver aquí:


Cumplido el cupo de turismo por ese día procedimos con igual de entusiasmo o más (de hecho he generado una nueva adicta al cómic que empieza a notar como el vicio fluye por sus venas) a visitar las tiendas de bandes dessinées y a dejarnos una pasta gansa. Mis compras como no podía ser de otra forma fueron de lo más variado posible y las paso a enumerar por el simple hecho de informar y/o ocupar espacio, luego que cada uno le saque el uso que quiera a ello, que de todo hay en este blog. Así que consistieron en:
- Un tomaco enorme recopilando todas las historias del Little Nemo de Winsor McCay entre 1905 y 1914, por el irrisorio precio de 19.99 euros. Está editado por Evergreen y en realidad me lo compré el día antes en la tienda Taschen que hay en la Rive Gauche (tienda que curiosamente se salvó del apagón generalizado que hubo en Europa el sábado noche a eso de las diez, por escasos metros). Si alguien me puede explicar la diferencia entre este tomo y el de Peter Maresca que lo haga, yo encuentro dos, el tamaño de este es algo más reducido y el precio también (unos cien euros menos…).
- Période glaciaire de Nicolas de Crécy, coeditado por el museo del Louvre y Futuropolis.
- Dos tomitos de Manara, recopilando un par de historias cada uno. Por Albin Michel.
- Les héros ne meurent jamais, del tandem Dupuy et Berberian, de los que ya he devorado todos sus Mr. Jean. Por L’Association.
- Le tengû carré, de David B. Por L’Association (aunque mi idea original era comprar Le cheval blême, pero no lo encontré).
- Bardín le superrealiste, otro cómic de Max que voy a conocer en francés. Editado también por L’Associacion.
- Un americain en balade, de Craig Thompson (conocido por nosotros como Carnet de Voyage, cosas curiosas que pasan). Por Casterman. Y lo compré pese a que el dependiente se oponía a ello diciéndome que no merecía la pena. Pues lo mismo no la merece pero tengamos en cuenta dos cosas, primero que se que no es Blankets y se que me voy a encontrar algo que no tiene nada que ver y segundo que cada uno tiene sus gustos y no es lo mismo decir que “esto no me ha gustado” que “esto no te va a gustar” pero en fin que de sobradillos está el mundo lleno. Y que si al final no me gusta que sea por mis motivos y no por los de otro.
- Fraise et chocolat (nada que ver con el film del mismo título), de Aurélia Aurita (en serio se llama así, no es coña). Por Les impressions nouvelles. Y que también me fue desaconsejado pero que, orgulloso que es uno, terminé comprándolo sin más miramientos. A priori parece como poco curioso.
- La Perdida, de Jessica Abel. Por Delcourt. Que ya le tenía ganas yo a esta autora después de esperar que se yo cuanto tiempo la anunciada publicación de Mirror, Window (¿alguien sabe si se terminó publicando en España alguna vez?).
- Y para rematar el Jinx de Brian Michael Bendis. También por Delcourt. Que además es lo único que me quedaba por leer del Bendis pre-Marvel, que resulta ser el mejor Bendis.

Las compras de mi neófita fueron más discretitas pero también interesantes, a saber.
- L’epinard de Yukiko de Frédéric Boilet, medio aconsejado por mí. Editado por Ego Comme X.
- Y un tomo que recopila los cuatro primeros álbumes del autor Chabouté, Zoé, Sorcières, Pleine Lune y La Bête. Editado por Vents d’ouest. Tanto el autor como las obras me son desconocidas pero tiene muy buena pinta. Ahora resulta que no solo la pego el vicio sino que tiene buen ojo (y buen gusto…).

Después de un fin de semana como éste a uno se le queda muy buen rollito (algo así como cuando te ves Amelie) Y el lunes fue un poco menos lunes, y el martes, bueno, el martes ha sido como todos los martes, no vayamos a pasarnos ahora.